martes, 28 de junio de 2016

Paradigmas de la ética

Paradigma es un término de origen griego, "parádeigma", que significa modelo, patrón, ejemplo. En un sentido amplio se corresponde con algo que va a servir como modelo o ejemplo a seguir en una situación dada.

Los paradigmas están presentes intrínsecamente en nuestro comportamiento, pues de forma natural tendemos a actuar bajo lo que nos parece correcto, y esto está dado por los paradigmas que habitan en nuestra mente.

De la misma forma, durante la historia también han existido distintos paradigmas sobre la ética, el cual es el punto principal de este articulo.

Existen dos grandes orientaciones dentro de este campo, el consecuencialismo y la deontología.

El consecuencialismo

En este primer paradigma, las consecuencias de una acción son la base de cualquier juicio moral. Por lo tanto, una acción moralmente correcto es aquel que produce un buen resultado o consecuencia.

Existen tres tipos principales de consecuencialismo:

  1. El utilitarismo: El consecuencialismo y el utilitarismo a menudo se refieren como la misma, ya que las diferencias son muy sutiles. Sin embargo, el utilitarismo es una rama de consecuencialismo que se refiere específicamente a las teorías cuyos extremos consistirá en una experiencia o sensación producida por una acción. En virtud de su fundador, Jeremy Bentham, la teoría comenzó como utilitarismo hedonista , donde una buena consecuencia se basa simplemente en la que aumenta el placer. Sin embargo, John Stuart Mill propuso más tarde una jerarquía de placeres, donde ciertos tipos de placer son más valoradas que otras. Años después, Peter Singer añade una mayor complejidad en su creación de Utilitarismo de Preferencia, donde una buena consecuencia es lo que es más favorable para todas las partes involucradas.

  2. Ética teleológica: A diferencia de utilitarismo, la ética teleológica difiere en cuanto a la naturaleza del fin que las acciones deben promover. Hay dos tipos principales: La primera es eudaimonia, donde una buena consecuencia es que lo que aumenta la felicidad. Sin embargo, en este contexto, la "felicidad" no se refiere al estado de ánimo subjetivo que esperaríamos. Una mejor traducción del original griego en vez define la felicidad como "florecimiento humano", o una vida objetivamente deseable. La segunda es Arete (También conocido como "virtud"), donde una buena consecuencia es que el que cultiva la excelencia moral, o un rasgo / calidad de los caracteres que siempre es bueno en sí mismo. Estas virtudes pueden ser cualquier cosa de valor, la sabiduría, la fe, el amor, etc.

  3. Consecuencialismo de regla: Sostiene que el comportamiento moral implica seguir reglas, pero además elige reglas basadas en las consecuencias que tienen. Sin embargo, es diferente del consecuencialismo puro porque el juzga en función de si una acción sigue ciertas reglas "buenas", en lugar de sobre si el acto en sí mismo es "bueno".

La deontología

Deriva respuestas normativas a través del personaje de un acto en sí mismo. Sin embargo, no todos los deontólogos son absolutistas morales:


  1. Deontologia absolutista:  Llevada por Immanuel Kant, se refiere a algunas acciones como erróneas sin importar las consecuencias que se derivan de ellos. En el comienzo de su ética, Kant sostiene que el bien más alto debe ser intrínsecamente bueno y bien en todo momento, y luego muestra cómo ciertas cualidades (como el placer) no pueden ajustarse a tal descripción. Por último, concluye que la buena voluntad (que se define como "actuar por respeto a la ley moral") es lo único que es verdaderamente "bueno". Conecta el valor moral con la obligación moral, diciendo que hay que actuar a través del deber con el fin de ser bueno. Por otra parte, si no se especifica ya, dice que se trata de motivos, no consecuencias, que determinan la moralidad. De este modo Kant afirma que la bondad está supeditada a la rectitud, y a través de este, se formula el imperativo categórico. Este silogismo tiene tres máximas: 1) Uno actúa moralmente cuando las acciones de uno, en todo momento, pueden considerarse "correctas" para cualquier persona en una situación similar. 2) Las acciones son "correctas" si tratan a otras personas como fines en sí mismos, en lugar de medios para un fin. Y 3) Por lo tanto, uno actúa moralmente cuando aparenta que sus acciones son la base para el establecimiento de leyes universales que gobiernan otras personas en situaciones similares. Esto es crucial, ya que funda la moralidad en conceptos a priori a través del uso de la razón práctica pura (sin tener en cuenta el empirismo). El imperativo categórico sin embargo puede ser mal interpretado, porque sólo se aplica a las situaciones específicas.

  2.  Deontólogia no absolutista: Dice que las consecuencias de una acción a veces pueden hacer que la acción, que por lo general es incorrecta (o en contra del imperativo categórico), lo correcto a hacer. Esta define siete deberes a primera vista (a pesar de que no pueden ser todo incluido) para medir las acciones morales: Deber de beneficencia, no maleficencia, la justicia, la superación, la reparación, la gratitud y fidelidad. Sin embargo, dice, cuando dos o más están en conflictos, hay que actuar sobre el deber más importante dentro del contexto de esa situación.

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